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Nuria Pajares Ramos

Betto Snay: "La música me quitó de muchas cosas y eso es lo que intento transmitir a los chavales"

Actualizado: 11 dic 2019

El rapero angoleño, afincado desde hace dos décadas en el barrio bilbaíno de San Francisco organiza todos sus proyectos en torno a unas máximas claras: reivindicar la diversidad y la tolerancia y contar la realidad de sus vecinos.

Un hervidero de ideas, así es como se podría describir a Betto Snay tras hablar con él. Este músico inquieto y emprendedor llegó al barrio de San Francisco huyendo de una guerra en su Angola natal y ahora es un referente para todos los jóvenes del barrio. Tres discos, una marca de ropa, conciertos multitudinarios y en barrios obreros… Snay pone su mirada en un nuevo proyecto: unos cortometrajes que tendrán como escenario el propio San Francisco.



Betto Snay ( Foto: Nuria Pajares)

¿Cómo comenzó a rapear?

Empecé a rapear en el año 2003 con mi grupo. Ya en Angola, de dónde vengo, daba unos saltillos, improvisaba y rapeaba con los colegas de mi edificio, pero ya en serio en 2003-2004. De manera profesional ya fue en 2008, cuando arranqué mi carrera en solitario en España.


¿Qué intenta reivindicar en sus canciones?

Reivindico las injusticias. Tengo una debilidad muy fuerte con las personas que sufren injusticias; reivindico la diversidad; reivindico la igualdad; reivindico la oportunidad que no tienen las personas que vienen de fuera; reivindico el poder de las mujeres, el feminismo: estoy aprendiendo, estoy conociendo y quiero aportar mi experiencia y mi música. Reivindico todo lo que conlleva una discriminación.


En 2008 salió su primer disco: El mundo al revés ¿qué tal acogida tuvo?

Ha sido el álbum que me dio fama, conocimiento y un poco de respeto. He tenido muy buenas críticas y fui invitado a tocar en Madrid, en San Sebastián, hice mogollón de conciertos como telonero de grupos importantes aquí como Crew Cuervos, artistas latinos como Arcangel. Fue el álbum que significó mi primer paso importante, le tengo mucho respeto porque me dió lo que hoy en día me hace especial, por lo que la gente me reconoce.


Y en 2010 ya vino Odisea

Tuvo canciones muy buenas, pero no tuvo la buena acogida que El mundo al revés, lo tengo que reconocer. Seguía manteniendo las canciones del El mundo al revés y he ido conectando como estrategia para tener más repercusión. Y bien, no tan tan bien como El mundo al revés, pero bien.

Ya en 2017 lancé Materiales, mi último álbum, creo que es el más completo que he hecho en mi vida porque aprendí a conocerme como artista. He aprendido a respetar los tiempos de la música, porque yo no la había estudiado. En este álbum aprendí más, me rodee de personas más profesionales que yo y fue un año de grabación entre Bilbao, Madrid, Bilbao, Madrid. Me explicaron cómo hacer que la canción respire y que puedas asentar tu voz en la base. Cuando llegué a Bilbao y me mandaron el disco me quedé super sorprendido: era un Betto nuevo, más maduro, que hacía que la música en sí tuviera sonoridad completa.


¿Y manteniendo las mismas reivindicaciones de siempre?

Seguí dándoles un poquito más de matiz y enfatizando un poco más en el barrio de San Francisco, donde yo vivo. Odisea era un álbum que hablaba de injusticias, pero Materiales es más Betto, es más personal, más barrio, más comunidad, más San Francisco, más diversidad. Me ha hecho darme cuenta que esos diez años en la música me han servido para difundir qué es lo que me representa.


¿Qué es lo que le inspira de San Francisco para componer?

Me inspiran muchísimas cosas. Debo de decir que es un Bilbao diferente, nuevo para muchas personas que no lo conocen. Conozco aún a muchas personas que hablan de aquel San Francisco de los 60 que era la creme de la creme en el País Vasco, pero que luego se fue perdiendo.

Mi imagen es muy diferente, es un San Francisco multicultural, diverso, donde viven personas con hambre de triunfar, con hambre de salir adelante, con ganas de ver un Bilbao mucho más grande.

Siendo angoleño, tampoco he conocido mucho África, sólo los países limítrofes, pero San Francisco me dio la oportunidad de conocer nacionalidades, saber más cosas y aprovecharme de esas facilidades de conocer países sin haber estado ahí. ¿Pasan cosas negativas de las que no estoy de acuerdo? Sí, soy un ser humano más y no puedo evitarlo, lo que puedo hacer es rodearme de personas buenas, intentar conocerlas y disfrutar de su compañía.



Mi imagen es muy diferente, es un San Francisco multicultural, diverso, donde viven personas con hambre de triunfar, con hambre de salir adelante, con ganas de ver un Bilbao mucho más grande.


Anunció en su cuenta de Facebook que en breves lanzará una nueva canción: Barrio, ¿se sabe ya una fecha exacta? ¿Qué sensaciones tiene respecto a este nuevo tema?

No tengo fecha porque es un tema muy duro. Se grabó hace seis meses y he estado probando a ver cómo lo reciben algunas personas. Me dicen “has hablado de algo un poco duro” y yo les digo “ya, pero es una realidad”. Menciono muchas cosas del barrio y cosas a nivel internacional. Llamo, por ejemplo, “nazis uniformados”, a ciertos policías que saben que su uniforme les va a proteger, digo “polis matan negros y no pasa nada”, cuando un poli mata a un negro en Estados Unidos es normal, pero si un hombre negro mata a uno blanco, el mundo cae, se vuelve duro y el odio y el racismo del hombre blanco explota y pone a toda la comunidad negra en evidencia.

Hablo también de gentrificación, hablo de que en mi barrio hay gente de mente abierta, que mujeres van con mujeres, que hombres van con hombres. He hecho un compendio de todo, a mí me encanta, tengo buenas sensaciones.


(Vídeo: Nuria Pajares)


Llegó a San Francisco hace más o menos veinte años, ¿ha cambiado mucho el barrio desde hace veinte años a ahora?

Ha cambiado mucho. Puedo decir que existen focos negativos, pero creo que ahora la gente tiene más sentimiento de barrio. Hago muchos conciertos fuera y cuando voy a barrios como este, veo a personas con camisetas con el nombre de su barrio: “Yo Lavapiés”, “Yo Raval”, veo que se sienten parte de este, en San Francisco no. Hay que intentar crear este barrio, ¿Cambiar mucho? sí ha cambiado.

¿Existe un nivel muy alto de paro? Sí, pero vuelvo a repetir: no es mi competencia acabar con el paro. Son cosas que debo decir que siguen presentes y que espero que algún día terminen.


Lanzó la línea de ropa Afrook life style, ¿puede servir la moda como un complemento a las reivindicaciones de las canciones? ¿Qué intenta expresar con su ropa?

Llevo más de diez años en la música y 200 conciertos, muchos de ellos gratis, de empoderamiento, de asociaciones culturales. En Materiales quería salir con una ropa diferente, que me identificara y me puse a trabajar en ello. Llevaba cinco años pensando en cómo iba a salir en la portada hasta que una noche salí de fiesta con ropa diseñada por mí y la gente me preguntaba dónde me la había comprado o si le podía hacer la misma camiseta.

Hasta este año que se ha lanzado la marca, he estado cuatro años y medio trabajando y haciendo prueba-error hasta este 2019.


Usted es el diseñador, pero la confección va a cargo de las mujeres de Estudio 14 (tienda y taller de confección), ¿Cómo aceptaron su propuesta?

Ellas llevan muchos años en el barrio, haciendo sus cosillas. Ya la marca Afrook tiene mucho que ver con la diversidad y con unificar. Ellas están abiertas a ese proyecto de unificación y cuando les presenté la idea me dijeron que claro que sí, que encajaba perfectamente ahí, que me conocían de hace muchos años y sabían lo que hacía.


En septiembre organizó un desfile en Bilborock para mostrar su marca y con el que contó con quince jóvenes del barrio

Sí, luego se sumaron tres chavales más, me lo pidieron las madres porque a ellos les daba un poco de respeto, de vergüenza. No tenía más ropa y tuve que diseñar más para ellos.


¿Y qué tal fue? ¿Tuvo buena acogida?

Sí, tuvo aforo completo. Teníamos unas treinta o cuarenta personas afuera, que no podían entrar. Fue un poco caos porque no sabía que iba a haber tanta gente, yo con que las madres fueran a ver a sus hijos desfilar ya estaba contento. Eran chavales, no eran profesionales, pero estaban muy ilusionados, muy nerviosos, querían salir, tenían ganas de disfrutar. En las reuniones que tenía con ellos les explicaba la idea que quería transmitir, lo que es Afrook. Lo que queremos que la gente sepa es que hay chavales en San Francisco con ganas de crecer, con ganas de triunfar… chavales que quiero que tengan las mismas oportunidades que otros con apellido en euskera. Hay que intentar que la sociedad sepa que los chavales son de aquí, nacieron aquí, crecieron aquí.


¿Repetireis?

Sí, tengo ganas de repetir el año que viene pero haciendo algo muy diferente. No quiero que salga la marca sola, me he dado cuenta de que cuando hablamos de unificar o colaborar, cuanta más gente distinta juntes mejor. Lo que voy a intentar hacer es meter cuatro o cinco marcas a desfilar, salir todas del barrio y que la gente sepa que existe esto en San Francisco.

Voy a intentar aprovechar mis influencias en los chavales e intentar que los gitanos que vienen a preguntarme sobre música, a pedir consejos, también participen. Tengo el presentimiento de que haremos un buen trabajo.


Sudadera de la marca Afrook life style (Foto: Nuria Pajares)

Precisamente usted llegó a San Francisco a una edad parecida a estos jóvenes, ¿puede ser que por ello vean en Betto un referente en el que verse identificado y viceversa, usted verse en ellos?

Llegué con 19 años. Con 19 años eres un loco, pelo a lo afro, raperillo, me creía el rey del mundo, me metí en muchos líos también. Mi madre era padre al mismo tiempo y a veces tenía la presión del hermano mayor y quería dar ejemplo, ser fiel.

Siempre tuve la música como vía de escape, cuando hice mi primer concierto ya flipaba, ya me creía Eminem o Snoop Dog, tenía en la mente que ya no podía meterme en líos porque era un rapero. Te digo que la música me quitó de muchas cosas y eso es lo que intento transmitir a los chavales. De hecho muchos me preguntan, cuando llegas aquí con 19 años y estás en la calle te pasan muchas cosas muy duras, pero así es la vida y creo que hoy en día estoy agradecido, creo que todo lo que me ha pasado ha servido de ejemplo para poder salir adelante.


"Creo que todo lo que me ha pasado ha servido de ejemplo para poder salir adelante".


Más allá de San Francisco, usted participó en el multitudinario festival Rototom, ¿como fue la experiencia?

Debo decir que todo eso va sobre trabajo y perseverancia. Llevo diez años en la música, no tengo ninguna subvención, ningún patrocinio, todo lo que genero son mis pequeños conciertos, mi trabajo, mi esfuerzo y mis ideas. Cada día aprendo más que si te gusta algo tienes que ir a por ello. Así, poco a poco, van llegando cosas.

La verdad que nunca había estado en Rototom, lo había escuchado y cuando vas como artista de cartel, con tu pulsera VIP, con la gente pidiéndote fotos aunque no sepa quien eres, flipas… pero no tanto cuando ves el recorrido. Debo decir que ha sido la ostia, impresionante. Vuelvo el año que viene porque les ha molado, ha sido muy guapo, he cantado y pinchado al mismo tiempo, diez mil personas se quedaron viéndome, ha sido criminal.


¿Qué es lo que más valora de los conciertos?

Pues mira...Fui contratado para tocar en fiestas de Lavapiés, fue un concierto muy emotivo. Al ser un barrio deprimido al cantar Materiales, la gente cree que es un álbum de hace una semana, sigue funcionando, porque toca temas que dos años después siguen pasando. Cuando estaba actuando, vino un tío llorando emocionado diciendo “Eh, has cantado mi vida, me has hecho llorar”. Cuando tocas esa sensibilidad de las personas, no hay un dinero que te puedan pagar, no hay un premio más grande que dejar a una persona emocionada, cuando te dan las gracias por cantar algo que querían expresar.

Luego te vas al camerino y dices ¿qué es San Francisco? Materiales nació de él, pero hay personas identificadas fuera de mi barrio, hasta fuera de mi ciudad, de mi hábitat, entonces es cuando agradeces ‘El San Fran’, la calle también te devuelve.

Mañana, cuando deje la música recordaré Lavapiés, recordaré Rototom y diré “ese soy yo”. No soy un Bisbal o un cantante de la ostia, pero sé que lo poquito que hago ha podido emocionar.


"No hay un premio más grande que dejar a una persona emocionada, cuando te dan las gracias por cantar algo que querían expresar"

Y si en futuro esto va a más, va adquiriendo más fama… ¿se vería dejando el barrio?

No creo. No lo sé, debo de ser justo, pero cuando haces cosas de corazón, porque crees que en vez del racismo debe de prevalecer la diversidad y el respeto, entonces crees que no. Muchas veces digo que yo no hago música para sentirme el más grande del mundo. Yo hago música, lo primero, porque como ser humano me gusta. Yo creo que el amor es la mezcla, la diversidad y que está por encima de los estereotipos y del racismo.

La gente es muy clasista, dice “Ah, como es Iñaki Williams, no es negro”, pero yo, Betto, cuando consigo que la comunicación no sea entre un blanco y un negro, sino de tú a tú , estoy contento. La sociedad debe de darse cuenta de que hay personas que han trabajado duro y con mi música quiero hacer llegar ese mensaje.

¿Salir de San Francisco? Sí, podría salir, pero cambiar mi gente, las personas que hacen que mi hábitat sea más fácil, creo que no.

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