Tal y como detalla el último estudio elaborado al respecto por el Ayuntamiento de Bilbao, referente al primer semestre del año, la seguridad es uno de los aspectos que más valoran los ciudadanos. Sentirse seguros y protegidos por encima del paro o de la pobreza. Y es que no hay nada como la tranquilidad que te da el sentir que estás a salvo.
En ese mismo estudio, la ciudadanía de la villa valora con un 7 sobre 10 la seguridad ciudadana. Si bien es cierto que los datos recogidos incumben a los habitantes de todo Bilbao, contrastan de manera considerable con los hechos acontecidos en los últimos días.
Hoy hace justo una semana, el jueves pasado por la tarde, un hombre fue asesinado en la calle Zabala. Dos individuos le siguieron por detrás y le dispararon tres veces en la espalda a sangre fría. A plena luz del día y a cara descubierta. Después, escopeta en mano, huyeron del lugar a paso lento y se refugiaron en su casa, omitiendo los gritos de pánico de aquellas personas que presenciaron el crimen en primera persona.
Cuando llegó la Ertzaintza, acordonaron la zona y entraron al domicilio de los asesinos confesos, donde permanecían atrincherados. Aunque no tardaron mucho tiempo en entregarse, el barrio permaneció “cerrado” hasta última hora de la tarde. Un hecho de película… y de vergüenza.
Son muchas las personas que día a día luchan por cambiar la imagen que la gente tiene del barrio, y sucesos como estos no hacen más que dañar su imagen. Son años y años intentando deshacerse de prejuicios, luchando contra viento y marea, a pesar de que algunos se empeñen en tirarlo por la borda. El barrio está estigmatizado por los sucesos vandálicos y violentos que se desarrollan en sus calles, lo que impide que sus residentes se sientan seguros.
Los vecinos de Bilbao La Vieja ya están hartos, y con razón. Esta es la gota que colma el vaso. Se sienten desprotegidos, inseguros, desamparados por las autoridades competentes, y han dicho basta. La asociación Sanfran Auzokideak salió en defensa de los vecinos de la zona, mostrando su descontento y su falta de seguridad.
Ahora, los residentes de la zona temen que haya represalias contra la familia de los autores del crimen y que se repitan hechos tan lamentables como los ocurridos el pasado jueves. Por eso, piden que se refuerce la seguridad en la zona para poder vivir tranquilos. No piden nada del otro mundo, solo poder vivir seguros en su propia casa.
Es lamentable que los residentes de la zona no puedan salir tranquilos a hacer las compras o a llevar a sus hijos al colegio. Porque no nos engañemos, puede que sea un caso aislado, sí, pero es muy difícil convivir con la incertidumbre de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento y, sobre todo, en cualquier lugar.
Los vecinos del barrio, los de toda la vida, llevan tiempo sufriendo cómo su entorno, en el que han crecido y en el que han hecho sus vidas, se ha ido deteriorando hasta el punto en que ya no se sienten seguros en las calles por las que llevan transitando desde que eran pequeños.
Para más inri, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, condenó los hechos alegando que se siente “asqueado e indignado”. ¿Y ya está? ¿Con eso ya vale? ¿Dónde queda la autocrítica? ¿Dónde queda asumir los errores cometidos y tratar de subsanarlos?
Parece que, como casi siempre, hay que esperar a que llegue la sangre al río para que las autoridades se planteen tomar medidas. ¿Y mientras tanto, qué?
Ahora ya está, ahora ya es tarde. No se puede remediar. Un hombre ha perdido la vida en la calle, o mejor dicho, se la han quitado.
La gente del barrio, la que de verdad lucha por hacer de Bilbao La Vieja un lugar mejor, merece otro trato. Merece poder quitarse ese estigma que siempre les ha acompañado, limpiar la imagen que la gente, muchas veces sin conocimiento de causa, tiene de la zona. Esa gente merece poder salir de casa tranquila, sin tener que andar con mil ojos en todo momento.